lunes, 7 de enero de 2013

Literatura Actual

1.- CIRCUNSTANCIAS POLITICAS Y SOCIALES:
A partir de 1975, tras la muerte de Franco, se inicio una nueva etapa de la historia de España, en la que las distintas fases de la normalización democrática y de la incorporación de España a la política europea e internacional se sucedieron con rapidez.
Desde que en 1976 se aprobara en referéndum el proyecto de reforma política promovido por Adolfo Suárez, los acontecimientos se sucedieron en lo que se llamó la “transición a la democracia”: se legalizaron los partidos políticos, se convocaron elecciones generales y se celebraron Cortes Constituyentes que dieron como fruto la Constitución española de 1978. España lograba el reconocimiento internacional como estado plenamente democrático, y el año 1985 ingresaba en la Comunidad Económica Europea como miembro de pleno derecho.
El resultado de estos acontecimientos ha sido la plena participación de España en la actividad política internacional y el rápido desarrollo de una sociedad dinámica, acorde con las nuevas tendencias de la cultura occidental.
Habitualmente se toma 1975 como punto de partida para el estudio de las manifestaciones más recientes de nuestra literatura por las importantes repercusiones que los acontecimientos históricos tuvieron en el ámbito de la cultura; pero eso no significa que la labor de los escritores sufriera una brusca transformación a partir de ese momento.
Los contactos con el extranjero y el redescubrimiento de las vanguardias revitalizan la literatura castellana. En los años 60, los escritores y escritoras comienzan a rechazar el realismo social, ensayan nuevas técnicas de expresión y cultivan todo tipo de géneros, aunque, en los últimos años, se observa un retorno a formas literarias tradicionales. La literatura hispanoamericana atraviesa una etapa de esplendor y narradores como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Vargas Llosa, Carlos Fuentes, influyen en la novelística española.
Asimismo, las otras lenguas peninsulares (el eusquera, el gallego, y el catalán) irán recuperando su pasado literario después de una larga época de censura. En estas décadas se multiplican los premios literarios y la participación en las ferias del libro, se inicia una etapa de gran vitalidad editorial y, en general, la vida cultural del país se enriquece.
2.- VINCULACIONES:
La recuperación de las libertades democráticas significó para la cultura y la literatura una aceleración en el ritmo de su evolución normal, acorde con la rapidez de los cambios que estaban teniendo lugar en la sociedad. En esa evolución influyen factores propios de la cultura española y factores externos, entre las que se cuenta la asimilación en nuestro país de la ideología que se ha extendido en el mundo occidental durante los últimos decenios.

-Desaparición de los grandes sistemas ideológicos
La legalización de los partidos y la desaparición de la censura hicieron que la literatura se alejara de lo político y lo social, lo cual obligo a los escritores a buscar nuevos horizontes.
Años más tarde la euforia de la integración en Europa, que coincidió con una crisis generalizada y profunda de las ideologías, produjo una dispersión de intereses entre los creadores, que empezaron a buscar opciones en los ámbitos más diversos: desde el esteticismo volcado hacia el pasado hasta el entusiasmo por un futuro tecnológico.

-Las influencias externas.
Uno de os rasgos más sobresalientes de la España democrática es el alto grado de comunicación con el exterior, que conlleva una asimilación masiva y a veces poco crítica de toda suerte de influencias culturales foráneas, ignorando a veces la propia tradición.

Teatro Novela

TEMAS Y TÉCNICAS NARRATIVAS EN LOS AUTORES DE LA GENERACIÓN DEL 98.

El modernismo y la generación del 98 tienen algo en común: una intención firme de renovar la literatura española del siglo XX en todos los géneros. La poesía va a estar más relacionada con los escritores modernistas y la novela y los ensayos con los del 98.
Las circunstancias que provocaron la irrupción de estos escritores en el panorama intelectual y literario fue el ambiente de crisis política, económica y moral que se vivía a finales del siglo XIX, y el agotamiento de los temas y formas de la literatura del siglo anterior. Entre los escritores de 98, están: Unamuno, Azorín, Baroja, Maeztu, Machado y parte de la obra de Valle.
Desde el punto de vista temático, se centran en:
  • El tema de España, enfocado desde una visión subjetiva e individualista, aunque desde todas las perspectivas el descubrimiento del alma de España se hace por medio de:
  • El paisaje, en especial el de Castilla
  • La historia de gente anónima y su vida cotidiana (intrahistoria).
  • La literatura, volviendo a los autores medievales.
  • El tema existencial, preocupación por el sentido de la vida.
  • La técnica estilística y literaria. El aspecto más característico es el rechazo a la expresión retoricista y grandilocuente.
Tienden a la precisión léxica eligiendo palabras justas en los momentos precisos. Evitan las oraciones excesivamente complejas por esa tendencia a la sencillez.
LOS NOVELISTAS DEL 98.
  • Valle-Inclán (1866-1936) Es uno de los escritores más vanguardistas del momento. Su obra, inicialmente modernista, evoluciona hacia esa creación tan particular pero innovadora denominada esperpento. Se caracteriza por una prosa modernista. Una de sus grandes obras fueron las “Sonatas”, pero más tarde también escribió grandes novelas como “Tirano Banderas”. Su última obra fue una trilogía incompleta de carácter histórico llamada “El ruedo ibérico”.
  • José Martínez Ruiz “Azorín” (1873-1967), pretende que sus novelas sean un reflejo delicado y lírico de lo esencial de la realidad. Azorín es el escritor de lo minucioso, del detalle, que escribe de forma simple y breve, con sensación de orden, pulcritud y calidad. Uno de los temas que más le preocupan es el paso del tiempo. Sus obras más conocidas son “Antonio Azorín” “Don Juan” y “Doña Inés”.
  • Miguel de Unamuno (1864-1936) es el escritor más peculiar del 98 por su carácter critico, independiente y obsesivo. Impregna a sus temas de un fuerte contenido filosófico, así que sus novelas van a ser una proyección de sus inquietudes personales. Sus obras más importantes van a ser “Amor y pedagogía” “Niebla” y “San Manuel Bueno, mártir”. En su obra transmite su preocupación por la personalidad del hombre y la angustia de la existencia humana.
  • Pío Baroja (1872-1956) es, además del personaje más independiente y arisco de todos los del 98, el mejor narrador de su generación. Sus principales temas son la protesta contra la sociedad del momento, cuya base es la espontaneidad y el antirretoricismo. Frente a esa hipocresía manifiesta una sinceridad total en sus ideas; frente a las injusticias, muestra una gran ternura por lo marginal; y frente al aburguesamiento utiliza la acción. Las consecuencias son Escepticismo (personajes tristes etc…) y novelas de aventura. Sus obras más conocidas son: “Zalacaín el aventurero” y “Memorias de un hombre de acción”. Predominan los párrafos cortos y su léxico es claro y sencillo, con presencia de coloquialismos que expresan mejor la realidad.

Obras mas representativas

Obras representativas

Vinculación de la Literatura con la Vida - Poetas Malditos
Literatura Contemporanea - expresiones de poesía 





Obras de 1898

Comentario:
La razon por la cual publico estas imagenes es para poder interesarnos mas poir las obras de los autores en la epoca de la Literatura Contemporanea.
Con esto vamos a ver el talento que tenian en aquella epoca, como los autores sobresalian tan solo con escribir lo que piensan y sienten.




Edad Contemporanea

Edad Contemporánea es el nombre con el que se designa el periodo histórico comprendido entre la Revolución francesa y la actualidad. Comprende un total de 224 años, entre 1789 y el presente. La humanidad experimentó una transición demográfica, concluida para las sociedades más avanzadas (el llamado primer mundo) y aún en curso para la mayor parte (los países subdesarrollados y los países recientemente industrializados), que ha llevado su crecimiento más allá de los límites que le imponía históricamente la naturaleza, consiguiendo la generalización del consumo de todo tipo de productos, servicios y recursos naturales que han elevado para una gran parte de los seres humanos su nivel de vida de una forma antes insospechada, pero que han agudizado las desigualdades sociales y espaciales y dejan planteadas para el futuro próximo graves incertidumbres medioambientales.[1]
Los acontecimientos de esta época se han visto marcados por transformaciones aceleradas en la economía, la sociedad y la tecnología que han merecido el nombre de Revolución industrial, al tiempo que se destruía la sociedad preindustrial y se construía una sociedad de clases presidida por una burguesía que contempló el declive de sus antagonistas tradicionales (los privilegiados) y el nacimiento y desarrollo de uno nuevo (el movimiento obrero), en nombre del cual se plantearon distintas alternativas al capitalismo. Más espectaculares fueron incluso las transformaciones políticas e ideológicas (Revolución liberal, nacionalismo, totalitarismos); así como las mutaciones del mapa político mundial y las mayores guerras conocidas por la humanidad.
La ciencia y la cultura entran en un periodo de extraordinario desarrollo y fecundidad; mientras que el arte contemporáneo y la literatura contemporánea (liberados por el romanticismo de las sujeciones académicas y abiertos a un público y un mercado cada vez más amplios) se han visto sometidos al impacto de los nuevos medios de comunicación de masas (tanto los escritos como los audiovisuales), lo que les provocó una verdadera crisis de identidad que comenzó con el impresionismo y las vanguardias y aún no se ha superado.[2]
En cada uno de los planos principales del devenir histórico (económico, social y político),[3] puede cuestionarse si la Edad Contemporánea es una superación de las fuerzas rectoras de la modernidad o más bien significa el periodo en que triunfan y alcanzan todo su potencial de desarrollo las fuerzas económicas y sociales que durante la Edad Moderna se iban gestando lentamente: el capitalismo y la burguesía; y las entidades políticas que lo hacían de forma paralela: la nación y el Estado.

Precursores

La literatura contemporánea engloba la producción literaria “occidental” (producida en Europa y América) durante la Edad Contemporánea, es decir, a partir de la época de las revoluciones (tanto la Americana como la Francesa). Es un concepto difícil de aplicar a la literatura dado la intrínseca imbricación de la mayoría de las obras con sus antecesoras históricas, pero en este caso es un concepto definido más por valores de originalidad y ruptura estética que por cuestiones puramente cronológicas. Al igual que el arte moderno, la literatura contemporánea -también llamada moderna- se conoce así no únicamente por haber sido escrita sobre todo a partir del siglo XIX, sino por romper drásticamente con lo anterior.

Esta literatura contemporánea ha vivido varios movimientos o estilos literarios bien definidos. El primero fue el romanticismo, un movimiento no sólo literario sino también cultural y político. El rechazo de la razón, la libertad como causa suprema, y el sentimiento por encima de todo crearon obras basadas en el predominio del “yo”, la evasión y la libertad formal. Goethe, Walter Scott, Lord Byron, José Zorilla, Espronceda o Mary Shelley son algunos de los autores más representativos de esta escuela.

Tan representativa fue la anterior que la siguiente etapa del movimiento literario se conoció como postromanticismo, aunque básicamente es un concepto artificial que designa al parnasianismo, el simbolismo y el decadentismo, tres “evoluciones” diferentes del anterior tronco romántico.

El siguiente movimiento unificado llegó a mediados del siglo XIX y se conoce como realismo o naturalismo. Fue a su modo una reacción a los excesos románticos; conservó el costumbrismo anterior pero se libró del sentimentalismo, la fantasía y la anarquía formal. Nació con él la novela social, reflejo literario de la nueva sociedad de clases, y la novela psicológica, preocupada de los temperamentos y las motivaciones. Dickens, Pérez Galdós, Dostoievski, Émile Zola y Flaubert son algunos de los autores más representativos del movimiento.

Tras ellos llega la experimentación propia del Modernismo, que aunque en España se ciñe a una serie de autores concretos (Rubén Darío, Valle-Inclán…), internacionalmente se conoce como el inicio de las vanguardias. El elitismo frente a la cultura de masas, la deconstrucción y la experimentación encontraron en Hemingway, Proust, Joyce, Beckett, o Virginia Woolf algunos de sus mejores exponentes.

Tras la Primera Guerra Mundial la literatura entró de lleno en las vanguardias. Primero con el futurismo, el dadaísmo y el surrealismo, luego con una serie casi incontable de estilos personales y pura experimentación literaria. Jorge Guillén, Salinas, García Lorca, Luís Cernuda o Dámaso Alonso en España; Neruda, Gabriel Garcia Marquez, Huidobro y Mistral en Latinoamérica, Beaovir o Camus en la escena internacional son algunos de los más claros exponentes de este estilo.